El traspaso del latín clásico al latín vulgar
El latín clásico se presenta por primera vez en la zona limitada del Lazio y se extiende luego, posteriormente a las conquistas de los romanos, enormemente en el mundo antiguo. Los primeros indicios de su existencia como lengua viva, se pueden justificar con las primeras escrituras en latín, originarias del siglo III a.C., sin embargo se piensa que ya desde el siglo VIII a.C. existía. Con la estabilización de las lenguas romances entre el 600 y el 800 d.C., se vuelve el latín una lengua muerta, o simplemente sólo escrita.
El latín clásico se presenta por muchos siglos de manera casi idéntica. Entre la lengua de las primeras escrituras (siglo III a.C.), de la edad clásica (siglo I a.C.) y del fin del imperio romano (mitad del siglo V d.C.) se encuentran muy pocas diferencias. Parece incluso que haya habido directamente una fijación definitiva del latín escrito, aunque parezca mucho que elementos de diversificación hayan sido traídos por cada uno de los pueblos sometidos.
El latín clásico surge por ésta siguiente razón: Un estado que se había vuelto poderoso y juntaba poblaciones con diversidad entre ellas, necesitaba para la adquisición y conservación de la estabilidad de sus instituciones, una estructura de administración sólida con leyes precisas, una lengua sin errores y que los primeros textos en latín sean textos jurídicos. Es así como el latín en la época de su expanción, adquiere el rigor de una lengua de jueces. Su objetivo era que leyes, política y organización de la vida pública tengan en forma escrita igual para todos, una terminología sin doble sentido. El latín clásico se empleaba en la literatura y en los institutos educacionales. Una lengua que tiene la intención de mantener las mismas formas gramaticales, lexicales y estilísticas a través de los siglos.
El latín vulgar no es una lengua, es una forma hablada del latín, una reconstrucción de como se podría haber hablado. Su nombre “vulgar” viene de la palabra “vulgaris” que significa “del pueblo”. Es decir: Latín del pueblo. También es llamado “latín hablado” o “latín común”. No solo las personas de clase baja lo hablaban sino en general de todas las clases sociales. Sin embargo, el latín clásico se siguió hablando en las instituciones eclesiásticas hasta la edad media. A diferencia del latín clásico, el latín vulgar ha tendido a mutar a través del tiempo y espacio paralelamente al desarrollo de las sociedades diversas que lo hablaban. Es así como del latín vulgar surgieron las diferentes lenguas romances.
A pesar de las diferencias fonológicas, morfológicas, sintácticas y lexicales entre el latín clásico y el latín vulgar, no se trata de dos lenguas diferentes, se trata de variedades de la misma lengua.
Hay dos teorías relevantes de cómo se formó el latín vulgar. La de Leonardo Bruni (1370-1444) dirigida a Flavio Biondo: An vulgus et literati eodem mondo per Terentii Tullique tempora Romae locuti sint. y la de Flavio Biondo (1388-1463) en su carta dirigida a Leonardo Bruni: De verbis Romanae locutionis Blondi ad Leonardum Aretinum.
Leonardo Bruni asume en su teoría que en Roma había ya desde siempre dos lenguas completamente diferentes: Una lengua de las personas cultas o literaria (llamada también lengua gramática (grammatica)), la lengua escrita y una lengua del pueblo o lengua hablada (volgare). Ambas lenguas se mantuvieron a lo largo del tiempo casi sin cambios. La lengua gramática era muy dificil para el pueblo, ya que se diferenciaba ampleamente de la que éste usaba: En las terminaciones, la flexión, el significado, el sintaxis y la acentuación. Bruni dice que, a pesar de que el pueblo no podía hablar la lengua escrita, sí podía entenderla al escucharla. Por ejemplo en discursos en convocaciones del pueblo donde se empleaba ésta lengua, ya que también asistían personas cultas y el conferenciante se dirigía específicamente a éstas. Personas de clase baja como panaderos o carniceros no podían entender éstos discursos del todo. Es también importante mencionar que el conferenciante simplificaba un poco su discurso en menos palabras a la hora de presentarlo al publico oralmente y cuando lo escribía, lo editaba más elegantemente y distinguidamente con una sintaxis más concentrada. En lo que escribe Bruni, no es su intención buscar el origen de la lengua vulgar (Volgare), sino presentar dos lenguas incambiables: la lengua escrita (grammatica) y la lengua del pueblo (volgare). Bruni equipara el latín vulgar al posterior italiano vulgar.
Si bien Flavio Biondo no niega el hecho que había diferencias entre cómo hablaban el latín las personas de diferentes clases sociales (personas que son educadas y cultas y las que no lo son) asume al contrario de Bruni, que las diferencias no eran tan grandes que se podría hablar de dos lenguas completamente diferentes, sino de dos variedades de la misma lengua. Biondo se basa en lo que escribe Cicero en su obra Orator, donde menciona la existencia de tres formas de la lengua: la literaria, la hablada y la coloquial. La forma coloquial no tenía una gramática regular. Sin embargo las diferencias (por ejemplo de vocabulario/ expreciones) entre la forma del pueblo y la forma de la clase alta no eran tan grandes y por lo tanto no se puede hablar de dos lenguas distintas. Es así como Flavio Biondo dice que la lengua coloquial de los romanos es conocida para los escritores, conferenciantes y para el pueblo. La lengua coloquial también tiene su regularidad y sus normas. No son iguales a las de la lengua literaria, ya que son más fáciles, pero en principio basadas en éstas (las normas de la lengua literaria). Relacionado con ésto dice Biondo que el italiano vulgar también es capaz de tener una gramática, pero una gramática más simplificada.
El italiano vulgar es una nueva lengua hablada en el tiempo de Biondo y Bruni. Biondo se basa para su teoría de cómo nace el italiano vulgar en una escritura de Cicero del tiempo de C. Laelius y P. Scipio, donde se menciona que en éste tiempo la lengua era usada de una forma correcta naturalmente, con excepción de algunos barbarismos (palabras que usaban los bárbaros) y que luego a través de la invasión de los bárbaros aumentó la contaminación de la lengua. Según Biondo, el italiano vulgar se formó a raíz de la mezcla del latín literario y el latín coloquial con las lenguas de los bárbaros (godos y vándalos), a partir de su invasión. Esta teoría de Biondo es el primer intento de una explicación histórica de la formación de las lenguas romances a partir de la lengua latina en la historia de la lingüística romance.
El latín clásico se presenta por muchos siglos de manera casi idéntica. Entre la lengua de las primeras escrituras (siglo III a.C.), de la edad clásica (siglo I a.C.) y del fin del imperio romano (mitad del siglo V d.C.) se encuentran muy pocas diferencias. Parece incluso que haya habido directamente una fijación definitiva del latín escrito, aunque parezca mucho que elementos de diversificación hayan sido traídos por cada uno de los pueblos sometidos.
El latín clásico surge por ésta siguiente razón: Un estado que se había vuelto poderoso y juntaba poblaciones con diversidad entre ellas, necesitaba para la adquisición y conservación de la estabilidad de sus instituciones, una estructura de administración sólida con leyes precisas, una lengua sin errores y que los primeros textos en latín sean textos jurídicos. Es así como el latín en la época de su expanción, adquiere el rigor de una lengua de jueces. Su objetivo era que leyes, política y organización de la vida pública tengan en forma escrita igual para todos, una terminología sin doble sentido. El latín clásico se empleaba en la literatura y en los institutos educacionales. Una lengua que tiene la intención de mantener las mismas formas gramaticales, lexicales y estilísticas a través de los siglos.
El latín vulgar no es una lengua, es una forma hablada del latín, una reconstrucción de como se podría haber hablado. Su nombre “vulgar” viene de la palabra “vulgaris” que significa “del pueblo”. Es decir: Latín del pueblo. También es llamado “latín hablado” o “latín común”. No solo las personas de clase baja lo hablaban sino en general de todas las clases sociales. Sin embargo, el latín clásico se siguió hablando en las instituciones eclesiásticas hasta la edad media. A diferencia del latín clásico, el latín vulgar ha tendido a mutar a través del tiempo y espacio paralelamente al desarrollo de las sociedades diversas que lo hablaban. Es así como del latín vulgar surgieron las diferentes lenguas romances.
A pesar de las diferencias fonológicas, morfológicas, sintácticas y lexicales entre el latín clásico y el latín vulgar, no se trata de dos lenguas diferentes, se trata de variedades de la misma lengua.
Hay dos teorías relevantes de cómo se formó el latín vulgar. La de Leonardo Bruni (1370-1444) dirigida a Flavio Biondo: An vulgus et literati eodem mondo per Terentii Tullique tempora Romae locuti sint. y la de Flavio Biondo (1388-1463) en su carta dirigida a Leonardo Bruni: De verbis Romanae locutionis Blondi ad Leonardum Aretinum.
Leonardo Bruni asume en su teoría que en Roma había ya desde siempre dos lenguas completamente diferentes: Una lengua de las personas cultas o literaria (llamada también lengua gramática (grammatica)), la lengua escrita y una lengua del pueblo o lengua hablada (volgare). Ambas lenguas se mantuvieron a lo largo del tiempo casi sin cambios. La lengua gramática era muy dificil para el pueblo, ya que se diferenciaba ampleamente de la que éste usaba: En las terminaciones, la flexión, el significado, el sintaxis y la acentuación. Bruni dice que, a pesar de que el pueblo no podía hablar la lengua escrita, sí podía entenderla al escucharla. Por ejemplo en discursos en convocaciones del pueblo donde se empleaba ésta lengua, ya que también asistían personas cultas y el conferenciante se dirigía específicamente a éstas. Personas de clase baja como panaderos o carniceros no podían entender éstos discursos del todo. Es también importante mencionar que el conferenciante simplificaba un poco su discurso en menos palabras a la hora de presentarlo al publico oralmente y cuando lo escribía, lo editaba más elegantemente y distinguidamente con una sintaxis más concentrada. En lo que escribe Bruni, no es su intención buscar el origen de la lengua vulgar (Volgare), sino presentar dos lenguas incambiables: la lengua escrita (grammatica) y la lengua del pueblo (volgare). Bruni equipara el latín vulgar al posterior italiano vulgar.
Si bien Flavio Biondo no niega el hecho que había diferencias entre cómo hablaban el latín las personas de diferentes clases sociales (personas que son educadas y cultas y las que no lo son) asume al contrario de Bruni, que las diferencias no eran tan grandes que se podría hablar de dos lenguas completamente diferentes, sino de dos variedades de la misma lengua. Biondo se basa en lo que escribe Cicero en su obra Orator, donde menciona la existencia de tres formas de la lengua: la literaria, la hablada y la coloquial. La forma coloquial no tenía una gramática regular. Sin embargo las diferencias (por ejemplo de vocabulario/ expreciones) entre la forma del pueblo y la forma de la clase alta no eran tan grandes y por lo tanto no se puede hablar de dos lenguas distintas. Es así como Flavio Biondo dice que la lengua coloquial de los romanos es conocida para los escritores, conferenciantes y para el pueblo. La lengua coloquial también tiene su regularidad y sus normas. No son iguales a las de la lengua literaria, ya que son más fáciles, pero en principio basadas en éstas (las normas de la lengua literaria). Relacionado con ésto dice Biondo que el italiano vulgar también es capaz de tener una gramática, pero una gramática más simplificada.
El italiano vulgar es una nueva lengua hablada en el tiempo de Biondo y Bruni. Biondo se basa para su teoría de cómo nace el italiano vulgar en una escritura de Cicero del tiempo de C. Laelius y P. Scipio, donde se menciona que en éste tiempo la lengua era usada de una forma correcta naturalmente, con excepción de algunos barbarismos (palabras que usaban los bárbaros) y que luego a través de la invasión de los bárbaros aumentó la contaminación de la lengua. Según Biondo, el italiano vulgar se formó a raíz de la mezcla del latín literario y el latín coloquial con las lenguas de los bárbaros (godos y vándalos), a partir de su invasión. Esta teoría de Biondo es el primer intento de una explicación histórica de la formación de las lenguas romances a partir de la lengua latina en la historia de la lingüística romance.
Los primeros textos en italiano
A lo largo de los siglos, el latín hablado en las diferentes provincias del imperio romano cambió paralelamente de forma distinta y así se originaron las lenguas romances modernas: El español, el portugés, el francés, el italiano y el rumano, etc. Sin embargo el latín clásico permaneció por mucho tiempo como lengua escrita.
En Italia el volgare empieza a afirmarse ampliamente y significativamente en el siglo XIII. Muchos escritores, narradores, poetas, notarios, administradores, entre otros, utilizan el volgare o una de sus variaciones o dialectos locales en sus escrituras. Pero ya anteriormente, a partir del sigo IX y X, aparecen en algunas partes de Italia testimonios escritos de la lengua que efectivamente se hablaba.
Algunos estudiosos dicen que el primer documento de la lengua italiana que es también la primera obra de literatura italiana proviene aproximadamente del año 800. Se llama L`indovinello veronese y un acertijo escrito en una lengua mixta entre el latín y el volgare veneto. Su nombre se refiere al lugar donde fué encontrado: En un manuscrito de la Biblioteca Capitolare de Verona. Se trata de un paragón entre la acción de escribir con la de arar:
“Se pareba boves, alba pratalia araba, albo versorio teneba et negro semen seminaba.”
El significado en italiano: “Spingeva avanti i buoi (=le dita), atrava prati bianchi (= la pergamenta), teneva un aratro bianco (la penna d´oca) e seminava un seme nero (= l`inchiostro).” Se trata de un escritor que con los dedos, parecidos a los bueyes del campesino, tiene una pluma (el arado blanco) con la cual escribe en la hoja (el prado blanco) con tinta (las semillas negras). Sin embargo otros estudiosos piensan que la lengua de esta obra no puede ser definida verdaderamente como volgare ya que asimila más el latín medieval con algunos vulgarismos como la caída de la –t final en los verbos: pareba, araba, teneba, seminaba, o como el uso de albo, versorio, negro envez de album, versorium, nigrum.
L`iscrizione di Commodilla es una breve inscripción mural del siglo IX encontrada en la catacumba romana de Commodilla y escrita por un religioso:
“Non dicere ille secrita a bboce.”
El significado en italiano: “Non dire le secrete ad alta voce”. Se refiere a las pregarias secretas de la misa que deben de ser recitadas silenciosamente, recordandole ésto a alguien que lo olvida. Aqui se utiliza el ille como artículo y no como el demostrativo en latín; la forma dicere para “dire” es aquella típica del dialecto antiguo de Roma.
Un documento muy importante es: Il plàcito di Capua. Se trata de un “juicio” que da a cabo en el mes de marzo del 960. Un juez debe tomar una desición en una disputa entre el abate Aligerno di Montecassino y el noble Rodelgrimo: Rodelgrimo acusaba al monasterio de poseer ilegalmente unas tierras que le pertenecían, pero el abate presenta a tres testigos frente al juez que dicen lo siguiente:
“Sao ko kelle terre, per kelle fini que ki contene, trenta anni le possette parte Sancti Benedicti.”
En italiano: “So che quelle terre, entro quei confini di cui si parla qui, le possedette trent´anni il monastero di San Benedetto.” Gracias a este testimonio, el abate gana la causa. La acta del proceso, conservado en la abadía de Montecassino, está escrita en latín. El testimonio sin embargo, está en volgare, como originalmente fué dicho. Se mantiene así por dos razones: Para transcrivir exactamente aquello lo que dijeron los testigos y para que todos puedan entenderlo. Éste es el ejemplo de la contraposición neta mas antigua entre el latín y el volgare en un solo documento.
En Italia el volgare empieza a afirmarse ampliamente y significativamente en el siglo XIII. Muchos escritores, narradores, poetas, notarios, administradores, entre otros, utilizan el volgare o una de sus variaciones o dialectos locales en sus escrituras. Pero ya anteriormente, a partir del sigo IX y X, aparecen en algunas partes de Italia testimonios escritos de la lengua que efectivamente se hablaba.
Algunos estudiosos dicen que el primer documento de la lengua italiana que es también la primera obra de literatura italiana proviene aproximadamente del año 800. Se llama L`indovinello veronese y un acertijo escrito en una lengua mixta entre el latín y el volgare veneto. Su nombre se refiere al lugar donde fué encontrado: En un manuscrito de la Biblioteca Capitolare de Verona. Se trata de un paragón entre la acción de escribir con la de arar:
“Se pareba boves, alba pratalia araba, albo versorio teneba et negro semen seminaba.”
El significado en italiano: “Spingeva avanti i buoi (=le dita), atrava prati bianchi (= la pergamenta), teneva un aratro bianco (la penna d´oca) e seminava un seme nero (= l`inchiostro).” Se trata de un escritor que con los dedos, parecidos a los bueyes del campesino, tiene una pluma (el arado blanco) con la cual escribe en la hoja (el prado blanco) con tinta (las semillas negras). Sin embargo otros estudiosos piensan que la lengua de esta obra no puede ser definida verdaderamente como volgare ya que asimila más el latín medieval con algunos vulgarismos como la caída de la –t final en los verbos: pareba, araba, teneba, seminaba, o como el uso de albo, versorio, negro envez de album, versorium, nigrum.
L`iscrizione di Commodilla es una breve inscripción mural del siglo IX encontrada en la catacumba romana de Commodilla y escrita por un religioso:
“Non dicere ille secrita a bboce.”
El significado en italiano: “Non dire le secrete ad alta voce”. Se refiere a las pregarias secretas de la misa que deben de ser recitadas silenciosamente, recordandole ésto a alguien que lo olvida. Aqui se utiliza el ille como artículo y no como el demostrativo en latín; la forma dicere para “dire” es aquella típica del dialecto antiguo de Roma.
Un documento muy importante es: Il plàcito di Capua. Se trata de un “juicio” que da a cabo en el mes de marzo del 960. Un juez debe tomar una desición en una disputa entre el abate Aligerno di Montecassino y el noble Rodelgrimo: Rodelgrimo acusaba al monasterio de poseer ilegalmente unas tierras que le pertenecían, pero el abate presenta a tres testigos frente al juez que dicen lo siguiente:
“Sao ko kelle terre, per kelle fini que ki contene, trenta anni le possette parte Sancti Benedicti.”
En italiano: “So che quelle terre, entro quei confini di cui si parla qui, le possedette trent´anni il monastero di San Benedetto.” Gracias a este testimonio, el abate gana la causa. La acta del proceso, conservado en la abadía de Montecassino, está escrita en latín. El testimonio sin embargo, está en volgare, como originalmente fué dicho. Se mantiene así por dos razones: Para transcrivir exactamente aquello lo que dijeron los testigos y para que todos puedan entenderlo. Éste es el ejemplo de la contraposición neta mas antigua entre el latín y el volgare en un solo documento.